miércoles, 7 de mayo de 2008

La píldora (del día después) con un poco de azúcar...

Tenía 17 años y me creía muy lista. Había leído en un folleto que después del folleteo sin condón sólo tenías que ir a una farmacia y decir: Deme unas pastillas del día después y fin de la historia. Pero eso no fue más que el principio.

En la farmacia no tenían y tuve que ir a urgencias del Centro de Salud. Siempre he sido muy buena actriz y no se me notó nada la gran mentira, que decirle que lo había hecho a pelo me daba palo.
-Hola, se nos ha roto el preservativo y queríamos unas pastillas del día después.
-¿Tienes la cartilla sanitaria?
-No.- ¿Quién sale un sábado con 17 años y la cartilla sanitaria?
-Tienes que traer la cartilla, no te preocupes, aunque se llame del día después tienes hasta 72 horas.
-De acuerdo.- Esto se está complicando.

Vuelvo con la cartilla sanitaria.
-¿Nombre?
-Serafina
-¿Edad?
-17
-Entonces tienes que venir con alguien de tu familia que se haga responsable de ti porque eres menor de edad. Tu madre, tu hermana...
-¿Qué?- Si mi madre supiera lo que hago la mandaría a ella a comprar los condones. ¿Cómo se lo voy a decir? ¿Cómo voy a venir con mi hermana que es una hija de... mi madre? Se lo diría instantáneamente. Esto se está complicando mucho.-Vale, vale. Adiós.

-Cariño, es tarde, yo me encargo.- Le digo a mi novio (el yonki gorrón). El plan era ir a buscar a la prima de mi prima, que era colega y tenía 18 años, y que ella la pidiera como si fuera para ella y luego me la diera. Les dije a mis padres que salía temprano de casa para despedirme de un amigo que se iba de viaje. Llegamos al Centro de Salud la prima de mi prima y yo.

-¿Eres su hermana?
-No, soy su prima, se queda en mi casa a dormir porque sus padres están de viaje y yo me hago responsable de ella.- No. No podía ceñirse al plan. Tenía que mentir y decir que era mi prima, ¡cuando en realidad es la prima de mi prima!
-Lo siento, sólo familia directa.
Esto se ha complicado muchísimo. Esto se pasa de rubio platino.

Hago una lista de amigas mayores de edad. No tengo muchas... ¡La monitora del teatro! Seguro que ya ha hecho esto antes. Teléfono:
-Hola, soy Serafina. Bla, bla, bla.- Le pongo al día.
-Lo siento, me marcho en media hora porque tenemos actuación, pero yo te ayudo a conseguir dinero para abortar si te hace falta.- ¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!!!!!
-Ok, gracias.- ¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!!!!! He de pensar otra cosa... ¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!!!!! ¿Ha dicho abortar? ¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!!!!!

Llamo a mi amigo Hagrid que está en una academia llena de tías muy cafres mayores de edad. Se hace cargo y si tiene alguna noticia me llama.

Tic, tac, tic, tac...

A todo esto a mí no se me ocurre llamar al yonki gorrón, que por cierto, tiene una hermana mayor de edad y primas mayores de edad y vive en un barrio chungo lleno de camellos.

Llama Hagrid, tenemos que decirle a una amiga suya que tiene una hermana mayor que él es el futuro papá porque si no no se van a meter en movidas por mí. Acepto. Total, esta chica no conoce a mi novio el yonki gorrón, así que no pasa nada. Esta amiga se lo dice a su hermana, que se lo dice a su amiga que tuvo una experiencia similar. Me dan el nombre de unas pastillas y me dicen que me tome una por la mañana y otra por la noche. Esta amiga de la hermana de la amiga de Hagrid se lo cuenta a no-sé-quién y se entera todo mi instituto, incluido mi hermano.

Llega, como rutina diaria, el yonki gorrón a mi casa y me dice:
-¿Media ciudad piensa que estás preñada de otro tío y quieres que no me enfade?
-Pero tengo las pastillas.
-¡Y yo una hermana de 19 años!
-...

Me tomo una pastilla por la mañana y otra por la noche y no pasa nada. Nada. Esto no funciona. Salgo a dar una vuelta con Hagrid y compramos un montón de chucherías y refrescos para la ansiedad.
-Carga tú con las bolsas que yo estoy preñada.
-Ya te vale...

Otras dos rulas más. No pasa nada. Me desespero. Esta pauta no me parece lógica. Las tomaré cada 8 horas. Eso es más digno de un prospecto. En aquel entonces aún no sabía que quería ser enfermera ni que existía la pauta cada doce horas. Ya van 7 pastillitas.

-Me ha dicho mi amiga que la regla te baja cuando dejas de tomar las pastillas.- Me informa Hagrid.
-Está bien, descansaré hoy. Que con tanta hormona o me sale niña o maricón perdío.
No pasa nada. Así que me tomo otras 3, la pauta de 8 horas me mola. Me paran por la calle y me preguntan mi nombre. Soy un mito viviente. Soy un rumor con patas y con bombo.

Llego a casa y me dice mi madre:
-¡Dicen por ahí que estás embarazada!
-¿Quééééééé?- ¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!!!!!
-¡Qué vergüenza!. Mi hija es una fulana.
-Que es mentira, mamá.- ¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!!!!!
-¿Y qué? La gente ya lo piensa.

¿Dónde se habrá metido la puñetera regla? Tal vez si preparo un viaje o una cita o una escapada a la playa... No he de engañarme, si sabe que la espero se hará de rogar. Y otras 3 más.

Opto por ir a casa de mi vecino, cuyo padre es médico, y le pido que le diga lo que ha pasado sin decirle que soy yo. Al rato suena el teléfono.
-Hola, soy el padre de tu amigo.
-...- ¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!!!!!
-Me ha contado lo que ha pasado y como has hecho una brutalidad al tomarte tantas pastillas en tan poco tiempo le he obligado a decirme tu nombre. No te enfades con él. Con tantas hormonas en tu sangre puede darte una trombosis porque tu sangre estará muy densa ahora mismo. Haz una dieta ligera y bebe mucha agua.
-De acuerdo.- Puede darme una trombosis y le preocupa que me enfade con su hijo. Estos progres y los sentimientos, no sé de qué cojones van por la vida.
-Y ya seguro que no tienes ningún bebé.- Espero que eso no signifique que puedo tener un mutante.

Mi madre:
-¡A comer!
-Yo quiero una ensalada.
-Tú potaje como todos.- ¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!!!!!
-Padre Nuestro que estás en los cielos...

Al cabo de los días tuve una regla inmensa. Nunca me había alegrado tantísimo de tenerla. De hecho, sólo conozco dos razones por las cuáles menstruar sea motivo de alegría: que te alivia cuando crees que puedes estar preñada y que te crecen las tetas.

El rumor permaneció en el tiempo y aunque no me creció la barriga ni di a luz a los nueve meses, aún hay gente que piensa que aquello fue verdad. Incluso llegaron a preguntarme qué tal estaba el niño años después. Muy bien, lo tengo escondido en el campanario de Notre Dame.

Al cabo de los años encontré en un libro de Olga Bertomeu, la sexóloga del programa de Ana Rosa Quintana, la dosis exacta de esa misma pastilla. Como no quiero que paséis por el divertido calvario que pasé yo, y digo divertido porque era una inconsciente gilipollas de 17 años, y porque fue muy divertido, os daré la receta para la píldora del día después casera. Se vende como NEOGYNONA y hay que tomarse 2 y a las 12 horas otras 2. Total 4. Se pueden tomar esas 2 en un intervalo de media hora para disminuir las náuseas. Esto es: la primera pastilla, a la media hora la segunda, a las doce horas la tercera y a la media hora la cuarta.

Por favor, usad protección, usad condones, porque a parte de bebés evitan enfermedades y os digo por experiencia propia que son muy molestas. Pero eso ya para otro post.

7 comentarios:

Alejandro Cortés dijo...

Desde luego Serafina la historia esta es acojonante, menos mal que todo se quedó en un buen susto :)

Y lo que opine la gente... joder que opinen lo que quieran, total como si eso importara, no hace más que demostrar que la sociedad actual esta compuesta por marujones, algo que estaba muy bien en el siglo XII pero que actualmente es de verguenza.

Un abrazo.

Unknown dijo...

La verdad es que procuro tomármelo todo con el mayor sentido del humor posible. Lo que podría haber sido un trauma a olvidar acabó como un pasaje importante en mi vida. Luego me convertí en camella de Neogynona y todo, jajajaja

Anónimo dijo...

No se como lo haces pero de mayor quiero ser como, que cosas te pasan joia,jajaja, bueno siempre sera una buena historia para l@s niet@s

Anónimo dijo...

Joer, que recuerdos más chungos me ha traido la historia de las pastillas estas... Yo, como soy algo más reservado no la voy a contar entera... solo diré lo siguiente:
"La primera vez con accidente" Toma moreno. En fin...
tora!
w

Unknown dijo...

Ufff, qué chungo, espero que no te quitara las ganas de más.
:P

Anónimo dijo...

Tengo una amiga a la que a sus buenos 30 años, un médico retrógrado le negó la pastilla. Lo que no sabía el médico era que ella era sicóloga y educadora sexual. Le montó una bronca que pa qué, ella a él. Al final se la tuvo que recetar. ¡Estas historias siempre dan para un relato entretenido!
Pásate por mi blog que te he puesto deberes. (se siennnnteeeee!!!) :-)

Anónimo dijo...

no imaginas cuanto me he carcajeado con tu relato xDDD
buen susto te has llevado!