Eurovisión 2008

Recuerdo cuando era todo un acontecimiento que reunía a la familia en torno a la televisión al más puro estilo Cuéntame. Estaba claro que el Chiki-chiki no iba a ganar, pero obtuvo una puntuación con muy mala rima que debió hacer que Lydia se revolviera en su tumba... profesional. Por lo menos ha atraído a la gente al festival (78% de share durante la actuación), que ya nadie veía y el que lo hacía decía que fue haciendo zapping, como los programas del corazón. A mi me ha dado la risa y un poco de vergüenza ajena, pero en el fondo me da pena de que toda esta promoción no sea para un cantante o grupo real, con ganas de triunfar. A ver si así aprenden de una vez los de la tele y no dejan todo en la mano del público cuando se trata de buscar un representante internacional, que no vota como un experto en la materia, sino por afinidad o por pena o porque es de las Islas Canarias (sí hablo de OT, Supermodelo & Co). Hagrid se llevó una desilusión al enterarse de que no gana el que mejor cante, sino el que tenga más países-amigos, y como Rusia es tan grande pues a ver qué pasa el año que viene.

Este año ha habido mucho friki, no sólo en España, y lo ha hecho más llevadero, porque a estas alturas qué pretende una balada en Eurovisión. Bosnia-Herzegovina, muy friki y divertido, ella era una mezcla entre Tarta de Fresa y Mrs Lovett (de Sweeney Todd). No he entendido ni papa, que lo mismo me están poniendo a parir, pero me atrevo a decir que me gusta. Me hizo mucha gracia Francia, con una canción digna de los Muppets y todos los del coro con barba, hasta las mujeres. Letonia (Latvia) no se queda atrás en cuanto a frikismo con su canción pirata, me recuerdan al grupo Aqua con esa puesta en escena. Pero para puesta en escena la de Azerbaijan: ángeles, demonios y mucha pluma. Me encantó Dinamarca, el cantante monísimo y el vestuario años 30 ya fué demasié para mi body, el Rodolfo Sancho de Amar en Tiempos Revueltos en danés. La de Grecia apunta a canción del verano, con el estribillo insinuante en inglés facilón puede hacerse un hueco en los chiringuitos. Según Uribarri, una mezcla entre Shakira y Beyoncé, que más bien se queda en una Britney en sus inicios. Cuando vi el estilismo de la pobre de Georgia no me lo podía creer, parecía que salía Silvia Abril vestida de heavy. Luego me enteré de que era ciega y todo cobró sentido, la pobriña no se enteró de lo que le pusieron encima, le dirían que iba muy guapa y se lo creyó. Por encima de esto, lo que no tiene perdón es que a la sueca la trajeran desmontada del Ikea y encima se confundieran las piezas, acabando con el cuerpo de Ana Obregón, la cara de Rupaul y cuellicorta, cual Barbie descabezada y empalmada después. Mil veces prefiero a la rolliza de Islanda, con sus tacones rosa fosforito, antes que a la chutada de botox sueca. Eso sí, la tía buena del Festival fue la de Ucrania, aunque el salido del Uribarri se conformaba con cualquiera, qué viejo verde.