sábado, 10 de mayo de 2008

La gacela contranatura y el príncipe azul

Si yo fuera una gacela en medio de la sabana africana me dejaría comer por el león porque el pobrecito tiene que alimentarse. He llegado a esta conclusión tras reflexionar sobre el pasaje de mi vida junto al yonki gorrón. Él me consumía y yo, que lo sabía, me dejaba consumir. De hecho, si había algo que me motivara a abandonarlo lo evitaba para que esos deseos no crecieran en mi interior y un día les diera por aflorar.

Hubo un príncipe azul desteñido, otro príncipe que resultó ser rosa y, por fin, el príncipe azul Micolor, el que los tuvo lo suficientemente bien puestos para rescatarme. Pues de estas cosas siempre queda huella y hoy soy lo que soy debido a las experiencias que viví. Mi vida no ha sido especialmente dura, no me puedo quejar, así que a tomar apuntes y no permitir que ocurra en mi entorno.


Parece mentira que en los tiempos que corren haya mujeres incapaces de andar sobre sus propios pies, incapaces de crear su propio camino. Lo más increíble es que en los tiempos que corren haya hombres capaces de robar el autoestima a la mujer, capaces de convertirlas en peleles que no se atrevan a pensar por sí mismas. Lo disfrazan de amor y sentimientos, escondiendo sus intenciones. El verdadero amor es el que deja libertad para ser correspondido o rechazado y no se vale del miedo para retener al otro.

Los que avanzan no se molestan en mirar atrás para tender una mano a quienes quedan rezagados, cargando sobre sus cuerpos las ideas de culturas obsoletas.

2 comentarios:

ve dijo...

Yo he tenido un príncipe chungo, de esos que van de lobo disfrazado de cordero. También tuve un príncipe extranjero, que se fue y ya no volvió nunca. Ah, y el último, el príncipe movistar o lapa, el que me llamaba a todas horas y quería que hiciéramos todo juntos. Era bastante agobiante.
Ahora estoy con el príncipe imaginario. Es decir, que aún no existe y de momento me va bien, jajajaj.

Unknown dijo...

Esta mañana oía a Carmen Alborch decir que más vale sola que regular acompañada. Lo importante es encontrarse bien y sentirse a gusto.