martes, 10 de noviembre de 2009

Diez cada noche

-En el centro de Madrid cada noche se producen una media de diez robos.
-Qué bien que nunca vas por allí.
-Ya, pero cualquier noche paseando...
-¡Si no te gusta!
-Y tú, ¿qué sabes?
-Lo sé. Mi clítoris también está en el centro y nunca vas por allí.

Las madres siempre dan buenos consejos, o por lo menos lo hacen con su mejor intención. Ya sabéis las que pasáis por aquí a menudo que recurro mucho a las enseñanzas de mi madre, pero en este caso me he acordado de la madre de mi mejor amiga de la adolescencia. Le dijo a su hija que no se casara virgen, eso sí es un buen consejo de madre. A mí la mía me dijo lo contrario, pero me lo dijo tarde, vamos que como no quisiera hacerme un fruncidito en el chumi, poco virgen iba a ir yo ya al altar. Pero en fin, la idea de aquella madre, más en la realidad de los tiempos que la mía, todo sea dicho, era que probara el producto antes de comprarlo. Porque el sexo bien practicado es felicidad, señoras, y ya si es con amor no te cuento. Ahora imaginemos que el amor de tu vida, para el que has conservado tu flor, no sabe hacerte el amor. Imaginemos que no es capaz, que no tiene mañas, que acaricia como quien limpia un zapato, que no hay conexión sexual, que por mucho amor que haya te pasa como a la sexóloga anorgásmica de Shortbus y no hay postura que valga. ¡Ay, omá! ¿Y toda la vida así? Qué difícil, ¿no? Pues no tanto, porque si de novios, en un fin de semana romántico en un hostalito de un pueblo perdido (o en el de al lado de tu casa, lo mismo da) echáis diez cada noche, después de casados el número baja exponencialmente, a unos diez a la semana con suerte y luego a unos diez al mes, y luego... Imaginemos que todas somos JLo y pidamos. Pidamos un acuerdo prematrimonial de polvo diario, que es lo que le aconsejó su madre antes de casi casarse con Ben Affleck y ya sabéis que las madres siempre dan buenos consejos.

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