lunes, 21 de abril de 2008

¡Oh, Cuba!

No sé qué tiene. Tal vez la historia triste, colorida y fuerte que hay detrás de cada persona, de cada piedra. La mirada cargada de melancolía, las ancianas fumando puros, los enseres vintage porque no hay más cojones, la música, los coches antiguos, el acento suave, las eles por erres -mi amol- y los anglicismos. La solidaridad entre vecinos. La supervivencia. La vida. Al máximo con lo mínimo. Aquel hombre se ganaba la vida arreglando mecheros con piezas usadas. No hay dónde comprarle uno nuevo a la abuela. Y aún sonríen y luchan y esperan que acabe todo. Que empiece todo.

Cuando llegue la luna llena
iré a Santiago de Cuba,
iré a Santiago,
en un coche de agua negra.
Iré a Santiago.

Federico García Lorca - Son de Negros en Cuba

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