martes, 22 de abril de 2008

En el super

No me extraña que hicieran una serie sobre un supermercado. Podrían hacer una serie de las cajas nada más, un guionista en mi LIDL sólo tendría que cortar y pegar.

Día que tengo prisa, día que me toca una gitana con niño churretoso que intenta pasar media compra metida en la cesta arrastrándola con el pie por debajo de la caja. Señora, que ya se saben el truco, que la han pillado ya tres veces en quince días, cambie el rollo o cambie de super y no le grite siempre a la misma cajera que si es nueva y no se entera de nada, ¡que es la más antigua de la plantilla!

Día que voy en plan guarro porque está lloviendo, el pelo revuelto, el abrigo enorme y las botas llenas de barro, ya que estoy en la calle voy al LIDL a hacer la compra. La vieja que va detrás en la caja me confunde con una señora de las del párrafo anterior. Total, que una vez que me dispongo a salir la vieja le dice por lo bajo a la cajera que tenía en mi carrito una botella de Coca-Cola y la cajera me pregunta. Le enseño el ticket, con ganas de gritarle "¡Pedazo de gilipollas si acabas de pasar la botella por caja!" Y la vieja sigue susurrando con la retaíla. Como no soy de las que salta como si tuviera un resorte, me voy y lo voy asimilando por el camino mientras me cago en la vieja y en sus muertos pisaos a caballo.

Día que voy mona a comprar, porque yo lo valgo, y también va al LIDL la mamá del niño hiperactivo con su criatura. Niño que ve la barandilla que separa las cajas y decide convertirse en escalador por un rato. Por la edad que le calculo ya vendían preservativos por entonces, ¡qué borracha iría la muy guarra! Y quien dice escalador dice acróbata y ¡tachán! Una voltereta que aterriza con sus zapatitos de hiperactivo en mi abrigo negro. El de ir mona, no el de cuando llueve y parezco gitana. La madre se limita a sonreír y decir que es un niño. Podría ser un niño muerto, pienso. Y sonrío.

Día que me esperan en casa y se me cuela un carro enorme, lleno hasta arriba, ¡viva la compra del mes! Una pareja joven: él es el típico capullo que no se cree la suerte que tiene de estar saliendo con esa pedazo de tía. La pedazo de tía tiene piernas larguísimas, un chandal blanco de talle bajo, se ríe mucho y es monísima. Qué pena que lleven carro en vez de cesta, ahora no sé si lleva tanga o nada. Me están esperando, pero que esperen, oye. Limpiadora acuda a caja 2, que la vieja de detrás de Serafina se puede resbalar con todo lo que ha babeado la muy puerca.

Y qué bonito es cuando te dejan pasar porque tú sólo llevas un bollo para el desayuno y delante hay otro carro enorme pero sin tía buena.

Por último el día que el viejo verde (borrachera opcional) intenta meterte cuello, da igual qué abrigo lleves. Y pienso que hay que estar desesperado para intentar nada con mi menda. Está bien, es un viejo verde borracho. Está desesperado.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bueno el post! me encanta como escribes.
Al lado de mi curro hay un súper y últimamente se pone un señor a pedir con un cartel que pone:
ME FALTA UN OJO
VEO POCO
Estoy loca por decirle que debería cambiar el orden de las frases, que puesto así es obvio, que de la otra forma provocaría intriga.
Pero no me atrevo a mirarle por si le falta un ojo de verdad.
Besos,

Unknown dijo...

Jajaja, sí que es obvio el pobre tuerto. Sería muy fuerte que no le faltara el ojo y tuviera el cartel con todo el morro, lo de la mujer y los siete churumbeles es más difícil de verificar, pero ¡un ojo! jajaja

ve dijo...

Genial el post! Esta semana he estado despistada y no me he pasado tanto. Na, que aquí estoy, poniéndome al día de tus andanzas y descubrimientos. Los LIDL son micromundos clonados. Al que voy yo a comprar pijadas (entiéndase por caramelos, chocolates, chocolatinas, bombones etc...) es muy similar al tuyo. Historias para quitar el hipo!! Alguien debería explicarle a ciertas mujeres que un niño por ser niño no tiene que ser como Bart Simpson en humano.