sábado, 7 de febrero de 2009

Reflexiones tras la nevada

Nunca había visto nevar. Nunca había visto la nieve. Hacía años que en Madrid no caía una nevada tan densa y el parque junto a mi casa estaba precioso. Me puse a correr como una niña de ocho años, tirando bolas de nieve, haciéndola volar por los aires, corriendo con el perro, pisando la nieve virgen, dejando mi huella donde nadie antes había pisado, sintiéndome como Neil Armstrong al poner el pie en la luna (aunque Iker diga que no). Al día siguiente, caminando hacia el trabajo noté que tenía agujetas en los aductores* pensé
¿Y esto de qué será si no he estado follando?



(*) Músculos del la cara interna de los muslos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Espero que nieve el finde proximo que estoy harto de ver aguanieve en Granada.

Unknown dijo...

Ayer nevó, pero no cuajó. ¡Ooooh!
¡Besicos, nonín!

Sara Mansouri "Saroide" dijo...

Madre mía, ¡qué forma de nevar aquella! Yo tampoco había visto nada igual en Madrid. Pero por la mañana no pensé que fuera a cuajar y no escogí bien el calzado, me calaron algo los pies, y nada me apetecía menos que pisar la nieve pa pillar el trancazo del siglo jejejs. Pero hala, que bonita era un rato la nieve.

Unknown dijo...

Saroide: Yo iba bien provisionada con mis botas de agua, pero entiendo que helarse los pies no es del agrado de muchos. Con la nieve pasa como con los delfines que empiezas a hacer fotos y no sabes cuándo parar.

¡Un besazo!

P.D: Avisarás si finalmente hay libro, ¿verdad?