sábado, 23 de enero de 2010

Adicta al Facebook

Empecé a escribir el blog porque siempre imaginé a Dios (como queráis nombrarlo) mirándonos vivir nuestras historias como si viera una teleserie. A mí me gustan esas en las que el protagonista para la acción para dirigirse directamente al espectador, como en Malcolm in the middle, y eso es el blog: no sólo mi historia, sino cómo me afecta, lo que pienso y otras paranoias que pasan por mi cabeza en los momentos más inesperados: en el WC, en la ducha, en mitad de una kilometrada, mientras friego los platos...

El blog permite a mis amigos y a mi hermanito estar al tanto de mis idas de olla, de mi estado emocional inestable, de mi aburrida semana, etc. pero yo no podía saber de ellos porque no tienen blogs y porque soy lo peor para llamar por teléfono a alguien y preguntarle qué tal le va. Por otro lado, se hacen nuevos amigos blogueros, algo estupendo he de decir.

Lo intenté con Twitter, pero tampoco funcionó, con Tuenti a medias y, por fin, gracias a Facebook (y a sus jueguecitos que los mantienen enganchados, jo, qué listos son estos tíos!) me entero de cómo les va y mantenemos el contacto, y más si están fuera de España. Ahora, además, tengo el iPhone de Hagrid, así que puedo conectarme desde casi cualquier sitio. (Igual que postear, así que si encontráis un post como éste donde faltan signos de puntuación y mis enlaces explicativos característicos ya sabéis de quién es la culpa).

Esto iba a ser la introducción a otro tema, pero como ha quedado un poco larga ya que me enrollo como la lengua de las mariposas (me encantó esa película, con el niño al final gritándole al pofesor "espiriforme!", pobrecico... ay, me he vuelto a desviar!), pues ya os lo comento mañana.

Hala, a casca'la!

2 comentarios:

Ojete Junkie dijo...

Ten cuidado y no le cojas gusto a no trabajar, que yo se lo cogí hace años y es imposible salir.

Unknown dijo...

Ay, Ojete! Entonces cambiaré la Enfermería por el Arte.

Besitos!