martes, 18 de marzo de 2008

Te entiendo, Lewinsky

Hace ya diez años del escándalo Lewinsky ¡cómo pasa el tiempo! Recuerdo que por aquel entonces sufría insomnio y me pasaba leyendo periódicos y revistas desde las 5am hasta las 9am que me volvía a dormir. Mi hermana mayor salía temprano hacia la universidad y yo no sabía ni lo que era el sexo oral. Mónica nos recordaba que hay vida más allá de la talla 42, con su inocente estética a lo Hairspray decía que se había enamorado; pero por muy enamorada que yo estuviera lavaría una corrida en un vestido. Qué asco, millones de proyectos de Bill Clinton acartonados en un vestido en el armario. Demasié para mi body!

Aunque entiendo que se sintiera atraída por su jefe, por el presidente de los Estados Unidos. Es la erótica del poder. Cuando tu superior te pone tonta, a pesar de ser un viejo, un hortera, un salido, un machista, da igual lo que sea, incluso si es gay, mientras esté por encima en la escala de poder a ti te da igual estar debajo... de la mesa, por ejemplo. Qué se le va a hacer, son los vestigios de la época de las cavernas en la que ser la hembra del macho dominante era sinónimo de supervivencia, descendencia, alimentos, una cueva grande con jardín y piscina. Igual que ahora, que te echan un rapidito y te prometen que se van a divorciar. ¡Ja!

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