Y aquí en Madrid...

Parece que en el barrio se han enterado de mi vuelta y me han recibido con fuegos artificiales y todo. Qué detallazo. La familia bien, gracias. Buenos ratos con ellos y con los amigos. Mucho juego de mesa, esta vez sin cabreos monumentales. Playa desierta -se nota que es Junio-, piscina, sol con precaución, faldas y vestiditos monos, gafas de sol, ¡¡caracoles!! (¡Viva mi madre y la madre de MAT!) cenas, excursiones, relax, crucigramas en la tumbona, tardes con tías, regalitos, muchas fotos... y se me ha olvidado visitar a mi suegra. Ha sido sin querer, que ya camino del aeropuerto me dijo Hagrid que su madre me había preparado caracoles y me entraron los remordimientos. Es que vuelan los días cuando se está de vacances.

Oí que en Madrid llovió, que hubo huelga y que se vaciaron los mercados. Que la gente compraba como si se tratara del fin de los días y los piquetes quemaban camiones. Caminito de Jerez, con esa maleta que acabó pesando 15 kilos de ropa y complementos, mi madre me recordó aquellos días de mudanza en metro y de cargar maletas escaleras arriba: ¿Hay huelga de taxis en Madrid? Un escalofrío recorrió mi espalda y mi padre apagó el aire acondicionado. Hagrid, siempre previsor, se había estado informando: No, no han ido a huelga porque pedían sólo un céntimo más, y perdían más dinero si no trabajaban. En Barcelona sí que están todos los taxistas en huelga. Y me acordé del chiste: Catalanes tenían que ser pa' hacer huelga por un céntimo.



Un saludo al sector catalán que lee el blog, que sé que tiene un gran sentido del humor y no se tomará a mal este último comentario. Es que los andaluces tenemos mu mala follá que se dice en mi tierra, y esta que escribe, la que más.