Hoy he vuelto a trabajar hasta la noche y los ventanales me llenaban de luz y de alegría a primera hora de la tarde, cuando en invierno anochece y hoy no. Al ver el jardín tan verde he respirado el verano, me ha envuelto el verano en este recién llegado febrero. Los meses han desaparecido del calendario por unos segundos en los que sólo faltó el murmullo de los residentes en el patio y las risas y juegos de sus nietos e hijos.
No es nueva esta sensación de saltar entre estaciones cuando llega la tarde. Alguna vez he tenido la sensación de estar saliendo de la escuela si el sol comenzaba a ponerse, o la necesidad de buscar un abrigo en julio porque una brisa me trajo recuerdos del otoño y sus hojas crujientes.

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