Siempre dije que si me convertía en diseñadora de modas y bohemia profesional quería tener un bigote, ya fuera como mi abuelo a lo Clark Gable o enrollado como Dalí. Vestiría a lo garçon y sería capaz de mantener toda mi feminidad (Véase
Crimen Ferpecto de Álex de la Iglesia, no digo en qué momento para no destripar el final). El caso es que al natural el mostacho es más bien como el de Mario Moreno Cantinflas, así que lo erradico a base de bien para parecer una madamoiselle como mandan los cánones, esto es, sin pelusilla en ningún recodo corporal.
Navegando voy, navegando vengo y ¿qué ven mis ojos? Un tipo de Ohio que dice que inventó el fingerstache. ¡Se acabaron mis problemas! Me hago un tatuaje de un bigote en el lateral de mi dedo índice y cuando quiera bigote no tengo más que extender el dedo bajo la nariz. Ya hay incluso una
comunidad de fingerstacheros y los geeks le han hecho
chistes en los comics de sus webs.
¡No puedo esperar más! Me hago a Clark en el dedo izquierdo y a Dalí en el derecho, ¿o debería ser al revés?
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