jueves, 24 de diciembre de 2009

Feliz Navidad y otras fiestas de guardar

Ya estoy en Cádiz, en casa de mis padres. Ya se palpa el estrés y la humedad del mar y del puchero pitando en la olla exprés. Como viven solos, perro aparte, el resto del año, la mía se empeña en ser la mamá del millón cuando nos tiene durmiendo bajo su techo en nuestras camitas de 80. Para colmar el contrarreloj, si yo llegué ayer mi madre también, lo que significa que hoy se compra y se guisa y se viaja y se come y se friega. Y se cantan villancicos. Como estoy convaleciente, no me deja ni cortar cebolla, así que lo que hago es bucear en la ropa que aún queda en el que fuera mi armario, porque la de esta noche ya la tengo preparada. También -importante- la lencería: ese sujetador que nunca falla y me hace sentir Eva Herzigova y unas braguitas que hacen un culo digno de Testosterona. Y aunque Hagrid esté lejos para algo están las nuevas tecnologías.

Muy felices fiestas a todos. Yo intentaré sobrevivir a las mías.

lunes, 21 de diciembre de 2009

A medias

Al que diga que quien tiene sueños eróticos está falto de sexo le doy toda la razón, porque amanezco como loca después de una tórrida noche onírica. Y es que, si ya era difícil echar un polvo en esta bendita casa, ahora que soy una tullida, que Hagrid tiene unos turnos de trabajo horribles y con mi madre durmiendo al otro lado de la puerta es misión imposible. Para rematar la situación, después de diez años usando a diario medias con blonda de silicona, que si por mi fuera las hubiera llevado con liguero, me las han cambiado por una super incómoda, ortopédica, de una sola pierna que se ata a la cintura, que es más antimorbo que mi abuela en tanga. A ver si mañana hay suerte y me toca el gordo. Y la lotería ya que estamos.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Mamatopa vuelve por Navidad

Ya estoy aquí. Voy a volver más que la muchacha de El Almendro. A este paso a pasito no sabremos si voy o vengo. Qué bonito pareado, ñoras y ñores. Resulta que entre tantas historias de la vida de una servidora de ustedes no se me ha ocurrido contar la introducción del porqué de mi ausencia. O puede que lo haya hecho y no lo recuerde. En tal caso, haced como con la abuela en Nochebuena y asentid con la cabeza mientras repito mis batallitas. Por cierto, una Nochebuena le reventé un chiste a mi abuelo y creo que no me lo perdonó hasta su lecho de muerte.

Allá vamos, crucemos el armario mágico de Narnia y entremos en el mundo mágico de las malformaciones genéticas. Yujuuuu!!
Sería Febrero de 1984, pongamos que San Valentín, que aunque papá estaba hasta los huevos de mujer e hijas ya tocaba el varón y ponerse romántico cada tres años nunca ha matado a nadie. Es un decir, que ya nos contará Lucrecia Borgia. Pues con la niña de cinco y la de dos durmiendo llegaron los arrumacos y, porqué no si me están haciendo a mí, la pasión y los orgasmos. Luego, un torrente de espermatozoides (sí, un torrente, que mi padre es capaz con ese paquete que se marca en bañador de natación, eh amigos!) viajó por la garganta... que noooo! Que es mi madre y mi madre no hace esas cosas. El torrente de espermatozoides viajó en busca de un óvulo fértil y quién ganó, un XY. No, un XX. Así soy yo tan porna. Mi abuelo pensando que sería varón y no la zorra que le reventó el chiste un puñado de Nochebuenas más tarde, mi abuela ilusionada con meter la cara en el pañal del niño y hacer un comentario sobre comerse un gusanito (mi abuela es posible que sí fuera más golfa que mi madre, pero en este caso no me refiero a eso), el resto de parientes ya mentalizados también, como si yo fuera la planta de lentejas de un experimento de mentalismo y por desear un varón mi X fuese a perder un palito y convertirse en Y. Que no coño, que salió uno de esos precisamente, y me quedé con to' el equipo. Si hubiera sido una niña vulgar lo mismo me habrían tratado como al perro. En vez de eso, mi pelo se volvió dorado y giraba en delicados tirabuzones, mis mejillas sonrosadas enmarcaban una pícara sonrisa y sostenían unos ojos despiertos e inteligentes. Era una resabida que llamaba la atención a su paso por graciosa, guapa y resalá. La modestia la tiraron con la placenta por lo que se ve. Pero, al igual que ocurre en los cuentos, para que la niña no fuera la pura perfección, una bruja malvada le envió un hechizo: "Tu pierna derecha de rodilla pa'bajo será una maraña de venas y arterias sin orden ni control. Tu madre no te dejará subirte a los árboles, practicar judo y otras jodiendas por temor a que te hagas una herida y te desangres. Y los médicos no sabrán qué hacer contigo hasta que pasen 25 años. Mwhahahaha!!!"

Y así sucedió, tal y como la bruja había conjurado. Estando en el notario con unas amigas me llamaron al móvil desde el Marañón. Bla bla bla ven sin pelitos. A lo que yo respondí en aquel despacho a voz en grito "depiladaaaaa?" y no quiero ni imaginar lo que pudieron pensar los de los despachos colindantes. Pasaron los días, me operaron y estoy de baja. Sin las varices resultado de la malformación y con tiempito libre por delante. Ahora sí, espero no tener que volver a irme porque me encanta estar aquí.

Besos a todos

viernes, 11 de diciembre de 2009

Cambios de humor

Estoy un poco de aquella manera. Me fui para encontrarme a mí misma, pero como no me fui muy lejos, no encontré nada. Algo sí, pero no me termina de convencer. Ahora sí que me lo estoy tomando en serio y he pedido ayuda a un gurú para que me redireccione por la senda de la vida. Es que los libros de autoayuda son un rollo, y me aburro de ellos. Necesito que, como dice Hagrid, me digan lo que ya sé a cambio de soltar un buen puñado de euros. Es estúpido, y más en plena crisis, pero tengo que centrarme como sea porque siento que mi estado de ánimo está como la cama de Homer.